No es ningún secreto que siento debilidad por las casas en blanco y azul. Ésta en concreto, es una antigua granja del siglo XVIII y destaca enormemente por sus puertas y ventanas pintadas del color del cielo y del océano.
También es especial por la mezcla interior entre un rústico delicado y el toque bohemio que aportan los muebles recuperados y pintados repartidos por toda la casa.
Los exteriores son campestres y repletos de flores y el pequeño porche permite disfrutar del paisaje hasta donde alcanza la vista.
Seguro que es un lugar ideal para perderse...
Buen fin de semana a todos.
Imágenes de Art & Décoratiòn vía Maison and Decò