Son las cocinas de las casas de pueblo y de campo, las que huelen a leña y a pan y donde se cocinan los guisos a fuego lento. En ellas sobreviven los muebles de las abuelas, las alacenas, las sillas de enea, los aperos de campo colgados de la pared, los pucheros de hierro y los manteles de hilo. Los muebles son de obra con puertas de madera o cortinillas en lugar de puertas, no hay alicatados y si los hay, se limitan a las zonas de agua. Y las cocinas eran de leña o carbón, aunque actualmente se sustituyen por cocinas de gas o incluso vitrocerámicas y modernos hornos de carro extraíble , los tiempos cambian, y querer volver a disfrutar en nuestra casa de estas cocinas rústicas no implica tener que renunciar a las comodidades de hoy en día . Pero siempre intentando preservar lo esencial, la chimenea, las vigas vistas, la mesa tocinera de la que os hablaba el otro día. Si vivís en zonas rurales o tenéis una segunda residencia, aprovechad para recuperar estas cocinas de antaño donde la familia se reune para comer sin tener encendido el televisor.
En ellas todo sabe mejor.
Una cocina de gas para cocinar a diario y un pequeño horno de leña al lado para hacer el pan y los asados de los fines de semana... Para mí, la combinación perfecta
Las cocinas económicas están volviendo con fuerza, y es que los pucheros hechos en ellas a fuego lento saben a gloria
La idea de sustituir la encimera por una base de azulejos es algo que queda muy bien y se puede hacer por muy poco dinero
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