Quedamos en la oficina
Bienvenidos todos a esta nueva edición de Quedamos en... tras el verano. Como no podía ser de otra forma, la vuelta al trabajo después de las vacaciones marcaba un poco el tema de este encuentro.
Seguramente cuando veais mi propuesta pensaréis que oficina, lo que se dice oficina no es. Pero yo he tratado de alejarme un poco de este concepto para ofreceros lo que sería mi espacio de trabajo ideal. Y es que yo personalmente, no necesito más. De hecho cuando trabajo con el ordenador suelo hacerlo en el sofá con el portátil encima, así que no necesito oficina y nunca destinaría una habitación de la casa a esa función.
Más bien como aquí, habilitaría un rincón agradable y bonito para usarlo a ratos, nada más. Para mí, un sitio de trabajo sólo tiene que tener tres cosas: mucha luz natural, un asiento cómodo y orden, mucho orden. Y en mi caso, por mucho que me gusten las mesas junto a la ventana, como me distraigo con una mosca, la prefiero de cara a la pared, así que es perfecto.
Me encanta este espacio tan limpio y tan zen, que raya el minimalismo pero resulta acogedor y funcional con sitio suficiente para dos, mucha superficie de escritorio, baldas para albergar libros, cajas y carpetas. Lo mejor es que no ocupa suelo y se podría habilitar en cualquier rincón por muy escasos que vayamos de espacio. Es apto para cualquier vivienda.
El toque decorativo lo pone el papel pintado de fondo imitando madera blanqueada, la alfombra en tonos neutros y los detalles florales. Por supuesto, mis ojos se van a ese precioso teléfono antiguo que le aporta el toque vintage a un conjunto tan limpio.
Para hacerlo más funcional, se podría añadir una cajonera bajo la balda de escritorio en uno de los extremos y no le restaríamos simplicidad al conjunto.
Espero que os guste y que visitéis las propuestas de mis compañeros.
Imágenes: Vtwonen
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